El umbral de Möbius

No es el paraíso lo que te espera, sino un nudo infinito, un reflejo eterno de tus deseos y miedos. Cada paso que das en esta playa interminable no te acerca a la paz, sino a una profunda disolución de tu ser. ¿Te atreves a continuar, sabiendo que con cada palabra pierdes fragmentos de ti mismo?

El umbral de Möbius
¿Y si no estás leyendo esta historia... sino recordando tu futuro?
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[CADA LECTURA CREA UN NUEVO UNIVERSO]
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1

Cuando el cuerpo inicia su inevitable declive, cada latido es una luz mortecina; cada aliento, el eco de una existencia que se desvanece. Los colores y las formas se diluyen hasta dejarte suspendido en una quietud extraña, flotando en un vacío sin peso ni forma.

En tu mente aún resuenan enseñanzas y palabras, como susurros en la vastedad de la memoria. Te encuentras en el umbral, en esa delgada línea entre el ser y la nada. Esperas la paz definitiva. Pero no es lo que llega.

Abres los ojos —o crees hacerlo— y ante ti se despliega un mundo nuevo: una playa sin fin, bañada en un crepúsculo eterno. El cielo, teñido de un púrpura sobrenatural, se extiende en suaves ondas de nubes. Una calma profunda te invade, mientras una voz cristalina susurra en el aire: “Bienvenido a Möbius.”

2

La arena tibia acaricia tus pies. Avanzas paso a paso, mientras intentas comprender esta realidad. Las olas, el canto de las aves, la brisa en tu rostro; todo posee una extraña autenticidad. Sin embargo, una inquietud en lo profundo de tu consciencia te advierte que algo no encaja.

¿Es esto verdaderamente el Nirvana?

Caminas cada vez más despacio. A tu alrededor, otras entidades deambulan y ríen como actores de una obra desconocida. Una joven te dedica una hermosa sonrisa mientras sostiene un precioso ramo de crisantemos. Su rostro irradia alegría, pero sus ojos guardan una sombra inquietante. Te observa como si conociera los secretos que ignoras.

Intentas hablar, pero las palabras se ahogan en tu mente. Sientes un golpe, como un eco en tu cabeza, y al abrir los ojos nuevamente, el paisaje persiste inmutable, pero tú... tú has cambiado.

3

Cada paso parece alejarte más de tu esencia. La realidad aquí es frágil como cristal agrietado; las imágenes tiemblan y se distorsionan bajo tu mirada. Comprendes que este lugar no es eterno; es una elaborada ilusión. La paz que te rodea es un espejismo cuidadosamente construido.

Intentas despertar, pero algo te retiene, una fuerza oculta en tu mente.

¿Por qué huir de esta serenidad? ¿No es esto lo que siempre has anhelado?

Pero la certeza de que algo está mal te invade. Empiezas a escuchar voces, fragmentos de tu vida, reminiscencias vívidas. La revelación te golpea, no estás solo aquí. Alguien —o algo— te observa, no desde fuera, sino desde las profundidades de tu ser.

4

En la distancia, distingues una figura de espaldas, vestida con la misma túnica gris que llevas. Te acercas, y el vértigo te envuelve. Cuando estás a punto de alcanzarla, gira, y lo que ves hace que el aire se congele en tus pulmones.

Te contemplas a ti mismo.

La figura sonríe, pero es una sonrisa vacía de significado. En ese instante, comprendes. Esa presencia eres tú, o lo que queda de ti en este lugar. Möbius no es un paraíso, es un espejo de la consciencia. Un reflejo eterno de tus deseos y miedos, de todo aquello que creíste abandonar; hecho nudo.

Tu mente comienza a fragmentarse. La figura extiende su mano hacia ti, pero algo te sujeta desde dentro. Sabes que si la tomas, te perderás en la eternidad. Pero si la rechazas, algo aún más oscuro podría aguardarte.

5

Te preguntas: ¿Y si eres tú quien lee estas líneas?

La narrativa cambia y percibes a través de los ojos de quien sostiene estas palabras. ¿Te atreves a seguir leyendo? Porque cada línea es un paso hacia la disolución de tu ser, un eco que se desvanece en una historia que te reclama y no te permitirá volver a ser el mismo.

Porque tú, lector, has dejado de ser un simple observador. Has entrado al nudo de Möbius, y con cada palabra, pierdes un fragmento de ti mismo en este vacío sin fin.

6

En algún lugar bajo tierra, en un túnel circular de dimensiones inconmensurables, una partícula colisiona consigo misma. En ese instante —un parpadeo en el tejido del tiempo— miles de lectores, en miles de realidades, alzan la vista de estas palabras. Algo gélido y ajeno despierta en su interior, y cada uno se pregunta: ¿soy yo quien está leyendo... o es este texto quien me está soñando?

7

Algo en las palabras parece traspasar la página y anidar en la mente de cada lector. Un murmullo sutil se filtra, como si estas líneas fueran un portal hacia otra dimensión. Con cada palabra leída, sientes que algo, al otro lado, cobra forma y sustancia.

Entonces, surge un pensamiento inevitable: si dejo de leer, ¿se romperá esta conexión? ¿O ya es demasiado tarde?

8

Intentas cerrar el libro, apartar la mirada, desconectarte... pero algo en tu mente se aferra a las palabras, como si estas hubieran echado raíces en un rincón profundo, donde la curiosidad se transforma en necesidad. Percibes que, con cada línea, una presión crece, un peso que ignorabas hasta ahora.

Si intentas escapar en este momento, una parte de tu ser quedará atrapada aquí, para siempre.

9

Respiras hondo, intentando liberarte de esta sensación, convencido de que todo esto es solo un juego de palabras. Pero entonces notas algo... perturbador. No recuerdas cuándo comenzaste a leer esta historia, ni si fue por elección propia o si simplemente apareció ante ti.

Observas tu entorno, intentando recordar dónde estás... pero todo se presenta difuso, como un sueño ajeno. Una última pregunta surge, temblorosa, mientras tus ojos se resisten a abandonar la página:

¿Soy yo quien controla esta historia... o soy solo otro personaje atrapado en ella?

Has llegado al final... pero ¿qué queda de tu verdadero ser?

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Ouraxi

Ouraxi

Ya sea navegando por los insondables mares del terror cósmico o adentrándome en los oscuros confines de la ciencia ficción, mi pluma se niega a permanecer anclada en lo mundano.

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