Misterios siderales
En cada línea de tu piel, cada verso de tu risa, te leo—y en ese instante perfecto, los secretos del universo se desvelan ante mí.
Puedo listar todo lo que disfruto de ti,
todas las cosas que me deleitan contigo...
y más aún, aquellas que me encanta hacerte,
pues en ellas encuentro un gozo sin igual.
Pero hoy, frente a tus labios, surge una idea bendita,
una confesión inédita, esculpida por mis manos sobre tu piel,
una urgencia que me muerde los labios por revelarte:
entre todas las maravillas que contigo he descubierto,
me estremece la vida al aprender a leerte...
leerte, cariño mío, leerte...
No hablo solo de tus textos, obras maestras con alma,
sino de leer en tu mirada, en tus manos, tu sonrisa,
en la lengua y labios que pronuncian tu esencia,
leer tu historia con mis dedos delineando tu pecho,
descifrar los sentimientos cosidos a tu corazón mientras duermes,
encontrar en tu silencio esos secretos nunca confesados,
leer en tus pasos el misterioso viaje de un duende nocturno,
explorar en las líneas de tus manos las canciones de lucha aún no escritas,
descubrir en tus pupilas el secreto del universo y el origen de todo,
inhalar en tu aroma la dulce contradicción de un cítrico embriagador,
sentir en tu cuello las caricias de la brisa y mis besos, formando un collar
que eriza tus instintos.
Descubro que puedo leerte con todos mis sentidos alerta,
con intuiciones despiertas, luces apagadas, deseos encendidos,
leerte con mi piel desnuda al frío de la madrugada y al calor de tu vida,
que mientras intercambiamos aliento, en ese instante perfecto,
leo tus pensamientos y se desvela todo enigma de amor.
Saber que tú también me lees como un libro abierto,
que eres tú quien me crea y me escribe,
quien me nombra y me da existencia...
Nos leemos, descubriéndonos por primera vez, siempre,
en cada deliciosa lectura de mi amor,
mi mejor poema, mi única historia,
te leeré toda la vida, disfrutando cada línea,
cada verso, cada beso firmado en tus manos,
todo lo que eres y seguirás siendo...
un libro de misterios siderales que me envicia,
me atrapa y me esclaviza, desde el alma hasta la piel.
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