Sustancia Nociva

Eres esa sustancia que me lleva a perder la razón…

¿Cómo es que lo haces? No lo sé, pero cada vez que te pienso pierdo algo llamado sensatez.

Evoco tu perfume, tu calor, tu risa…

Eso hace que desfallezca y quiera volver a tenerte a mi lado.

Que me vuelvas a embriagar con tus caricias, con tu alquimia.

Esa alquimia tuya, tan absurda como perfecta, no era más que un espejismo… un veneno que disfrazaste de luz.

Y sin embargo, me hallo aún aquí, rodeado por la ruina de tu ausencia, midiendo en mis manos los fragmentos de aquello que una vez fui antes de sucumbir a tu hechizo.

¿Cómo romper el lazo invisible que aún me ata a lo inalcanzable?

Sigo enredado en ese fino hilo rojo que dejaste por todos lados,

yo te seguía sin importar las consecuencias de mis actos.

Y ahora esta abstinencia de tu figura está acabando con mi cuerpo,

la abstinencia me está destrozando por dentro.

Estaba hipnotizado, delirando, idiotizado, enamorado… que tonto fui.

¿Tonto? No.

Fui humano,

como lo son los pájaros que vuelan hacia la tormenta

sin saber que el cielo puede romperse.

Me entregué al abismo de tu ser,

porque allí creí encontrar la eternidad,

un fulgor que justificara el caos.

Y ahora, solo queda el eco,

un silencio que se arrastra por los pasillos de mi alma.

Pero si me dieran a elegir,

te volvería a perder,

una y otra vez.